Paula fue elegida ganadora de la Zona Boro en noviembre de 2016. Veamos qué ha hecho con su premio unos meses después…
En Alboraya (Valencia) se organiza un evento benéfico contra el cáncer para niños llamado «Horchata Party». Utilicé el dinero del premio para diseñar e imprimir un cómic alertando de los peligros de las pseudoterpias y para reclutar voluntarios con los que pasar toda la tarde del evento haciendo talleres científicos muy variados.
Intentamos explicar ideas sencillas con cosas de andar por casa, pero también les enseñamos a sacar su propio ADN usando material «profesional», para que se sintieran en el laboratorio. También les enseñamos una muestra de qué tipos de microorganismos podemos encontrar en la pantalla de nuestro móvil, en nuestras manos sucias, ¡o incluso en las monedas!
Fue muy gratificante poder ver a todos mis amigos y compañeros explicándose tan bien, a pesar de que era su primera vez en este tipo de eventos, y lo bien que se lo pasaron los niños… ¡Hasta se corrió la voz y venían preguntando por el del ADN!
Además, conté con la ayuda de varios alumnos del IES Escultor Francesc Badia (Foios) que habían participado en la Zona Boro y con los que chateé durante el concurso, así como también su profe, Isabel. Ya anteriormente, como actividad de clase, habían explicado a estudiantes de primaria del su cole algunos experimentos muy chulos sobre aire y agua, así que decidimos que vinieran al evento con sus propios talleres como «expertos divulgadores» en lugar de hacer de meros ayudantes. Creo que de esta manera la experiencia ha sido más enriquecedora para ellos. Me ha hecho mucha ilusión que estos chicos siendo tan jóvenes estuvieran las casi cuatro horas del evento con tanta energía y ganas; lo demostraban en cada explicación.
Aprovechamos un descanso que hubo a media tarde para explicarnos mutuamente en qué consistían los talleres que hacíamos cada uno, así que todos pudimos cambiar el chip a modo «curioso» y aprender un poquito. Ponerles cara después conocerles en Somos Científicos, y que hayan participado en un proyecto como este, posible en parte gracias a ellos, ha sido fantástico. Les agradezco enormemente su manera de implicarse.
La elección de los talleres fue bastante acertada, ya que la mayoría eran muy sencillos y la mayor parte del público fueron niños de entre 6-10 años, a quienes les apetece más usar colores y globos, con lo que están ya familiarizados, que extraer ADN. De cara a futuras ediciones, nos pondremos en su piel: que un experimento no sea espectacular para nosotros no quiere decir que no les vaya a gustar a ellos. Es más, creo los encargados de esos talleres lo disfrutaron más de lo que esperaban, ya que tenían un público entregado. 😉
Por otra parte, creo que podríamos mejorar el experimento de microbiología… Es difícil explicar bien algo tan complicado a pesar del material de apoyo y, como les cuesta centrarse en la explicación, prefieren ir directamente a los talleres más simples y llamativos. En el futuro, buscaremos algo más que les atraiga desde el principio.
Por suerte, podremos repetir la experiencia. Para empezar, ¡ya he contactado con un colegio para el curso que viene!